Cosas y relatos


Caricatura: Alfred HitchcockAlfred Hitchcock (pequeño)Tenía un poco olvidados los ejercicios de caricatura. En varias oportunidades empecé algunos que siguen ahí como en una especie de purgatorio. Y lo cierto es que ese trabajo a caballo entre lo digital y lo análogo a ratos se pone cansón. [+]









El Salar de Uyuni (I)
Páginas de un diario de viajes

uyuni
Vista de Laguna Verde, Uyuni- Bolivia.

Primera parte de un viaje a uno de los lugares más singulares de América Latina. [+]







Cabo de Buena Esperanza (I)
Páginas de un diario de viajes

Cabo de buena esperanza IEl teléfono sonó a eso de las seis de la mañana. Wake up call, wake up call, dijo una vocecita al otro lado de la línea. Ok, gracias. Afuera caía un aguacero a plomo y en el puerto la nablina había devorado por completo los incontables barcos y yates.  [+]


Caricatura: Keith Richards

Keith Richards (Flickr)La idea cuando inicié este blog hace ya casi un año era escribir también sobre  la guitarra. A estas alturas creo que no lo he hecho más de tres veces… No sé bien qué ha pasado, pero no importa.  Esta entrada, que es más la imagen que el texto, quiere empezar a corregir esa falta.
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Caricatura: Woody Allen


Woody AllenNo hay mucho que quiera decir de Woody Allen, excepto que espero cada una de sus películas como si fuera el mensaje de un viejo amigo. Incluso, así como me ocurría con Ernesto Sábato, de tiempo en tiempo me descubro pensando lo mucho que voy a extrañar su forma de ver el mundo cuando el tipo deje de filmar.

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Caricatura: B.B King
B.B King

Según una de las historias más conocidas de el viejo Riley.B King, antiguamente conocido como The Beale Street Blues Boyuna noche helada de 1949 mientras tocaba en un oscuro salón de baile de Arkansas dos hombres comenzaron a golpearse inesperadamente.

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Caricatura: Honore de Balzac


Honore de Balzac


Dos caricaturas
Jorge Luís Borges Lentamente he vuelto a mi vieja afición por la caricatura. Creo que el dibujo en general es una de las formas de la felicidad. Es un placer sobrio, pero duradero. La caricatura en particular es además un juego.
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4. Rembrand van Rijn

Una paleta repleta de negros, marrones, ocres y rojos lacados
Pobre ánima, Retrato de Rembrand Van RijnEn un mundo que ha olvidado, o quiere olvidar, la noción de 'artista', no está demás recordar un poco a este artista verdadero y honesto.  [+]





1. Esperando a que la luz cambie a verde

Esperar a que la luz cambie a verde
Sobre la agitada vida de un peatón

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Napú (primera parte)
Diario de viaje a un lugar solitario y hermoso en el siempre olvidado Chocó

Camilo y Chipuco

Toto me lo había repetido en varias ocasiones: voy a estar en Napú, tu verás si caes, el viaje no dura sino unas diez o doce horitas… ¿Napú? En fin… sí, tengo que ir un día de estos, Toto, decía yo como por decir. Pero este fin de año no sé qué pasó: Juan, voy para Napú, etc… Ok, yo voy. Estaba buscando un lugar solitario, lejano y agreste donde pasar el fin de año… 
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3. Kurt Cobain

Grandma take me home, I want to be alone

Kurt Cobain

El furor por Nirvana me sorprendió en los primeros años de la adolescencia una tarde luego de algún concierto en el Carlos Vieco. No alcanzo a recordar si el grupo que estaba tocando era la Pestilencia. Tal vez sí, venían de Bogotá en todo caso, pero no sé. Muy cerca del escenario  se sacudían una infinidad de brazos y cabezas  con el pogo. Subí hasta el último lugar de las gradas, donde se hacía la gente misteriosa y con cara de interesante. Mi intensión  en realidad era  ponerme a salvo: aún no llegaba mi tiempo para participar en esas faenas.  
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2. Francisco de Quevedo y Villegas

Soy un fue, y un será y un es cansado


Francisco de Quevedo y Villegas

Este es el segundo de una serie de pequeños ejercicios de retrato (escritos y dibujados). En esta oportunidad Quevedo, ese poeta apasionante y extraño.

Me gustaba esculcar entre los libros viejos de mi padre. Él acostumbraba guardarlos en un baúl enorme asediado por el comején y las polillas. Lo mantenía herméticamente cerrado durante meses y solo lo abría para ubicar nuevamente las dosis de naftalina.  Mi hermano y yo aprovechábamos entonces la oportunidad para extraer las vísceras de esa especie de paquidermo. Abundaban los  Libros sobre política, economía y sindicalismo; áridos e insufribles todos ellos. 
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1. Robert Walser
Qué hermoso es olvidar y ser olvidado


robert walser
Robert Walser

Este es el primero de una serie de  ejercicios de retrato (escritos y dibujados) de algunos personajes (imaginarios y reales) que he ido aprendiendo a querer  y que me han acompañado durante años.

Recuerdo bien la primera vez que tuve noticia de Robert Walser (1878-1956) mientras asistía a cierto curso somnífero de estética. El chorro de luz  compacta salía del proyector de filminas y la imagen se recortaba perfecta contra la pared oscura. En ella se veía a un hombre precedido de sus propias huellas y tendido boca arriba sobre la nieve, al lado de su sombrero.  Muy pronto el relato del profesor llamó mi atención: ese es el cadáver del escritor suizo Robert Walser, dijo. Walser salió a caminar una mañana, como acostumbraba, y en algún momento cayó, fulminado. Luego mencionó brevemente su obra, que influenció y causó la admiración de Franz Kafka. Y se refirió a su increíble humildad y a su disposición de vagabundo y de escritor  anónimo: creía que los verdaderos poetas depreciaban la gloria.  Eso me bastó para quedar profundamente cautivado. 
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gallos pequeñosA través de sus gruesos lentes, sucios de polvo y lágrimas, Mauro examinó el territorio. Todo allí le parecía ajeno, a pesar de que lo había visto y recorrido cientos de veces. Ante su mirada confusa se extendía el mismo lugar, sembrado con los mismos árboles, adornado con las mismas flores, y recorrido por los mismos perros y las mismas gallinas de siempre. Sin embargo, sabía que ahora no era más que un intruso y que corría peligro porque en ese territorio habitábamos sus enemigos, que lo buscábamos con la única intención de matarlo. Mauro sacó un pañuelito y limpió sus lentes sin quitárselos. En su mano derecha una pequeña herida sangraba lentamente... 
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¡Ya hice amigos en Sudáfrica!
De cómo estúpidamente boté mi pasaporte en Jhoannesburgo

El vuelo estaba retrasado, pero faltaba muy poco para que abandonáramos Jhoannesburgo. Passport, please. Adelante de la fila mis compañeros extendían juiciosamente el documento. Yo saqué el ticket de entre un libro de J.M Coetzee (“Desgracia”…) y me llevé la mano al bolsillo de atrás: enseguida sentí un frio en el estomago que me subió por el pecho y me llegó hasta la boca. Se me entumeció la lengua. Luego busqué apresuradamente en los demás bolsillos, en la mochila. Passport, please. Me hice a un lado de la fila. 
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El último día del año en la Isla del Sol


Llegamos a Copacabana rayando la una de la tarde, el último barco hacia la isla del sol salía a la una y veinte. Señor ¿No quiere cambiar su sombrero por el mío? Dijo la señora a la que pregunté dónde comprar los tickets para el bote. Rectito nada más, respondió señalando hacia adelante ¿Y el sombrero? No acepté la oferta. Nos abrimos camino a paso largo por una calle abarrotada de vendedores de verduras y mujeres con canastos... 
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De Medellín a Machu Picchu, indocumentado y pobre (I)
Método fácil para irse hasta el Perú echándo dedo

Lo primero del viaje era averiguar la ruta más conveniente. Consulté en Internet y les pregunté a algunas personas. Lo más indicado, coinciden todos, es llegar a Ipiales, cruzar Ecuador y bajar por Perú siguiendo igualmente la carretera Panamericana. Lo segundo era averiguar la documentación que se requiere para viajar por esos países. Me metí a la página de la embajada de Ecuador en Colombia... [+]




De Medellín a Machu Picchu, pobre e indocumentado (II)
Método fácil para irse echando dedo hasta el Perú


Una vez en Cusco hay dos maneras para llegar a Machu pichu. La primera requiere más tiempo pero es mucho más recomendable y luego sabrán por qué: consiste en tomar desde la terminal de Santiago un bus hacia Quillabamba. El bus vale veinte soles y uno se debe bajar en santa María: son ocho horas de viaje, pero para cualquiera que haya llegado aquí desde el norte o el sur del continente por carretera ... 
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