domingo, 30 de octubre de 2011

Personajes reales convertidos en Literatura



La literatura se nutre siempre de la realidad. Aquí cinco ejemplos de  obras y personajes que vivieron primero en la imaginación desbordada del mundo real para luego convertirse en obras literarias.


Sherlock Holmes

En su juventud, mientras estudiaba medicina, Arthur Conan Doyle  conoció al doctor Joseph Bell, quien llamó poderosamente su atención porque estaba dotado de una capacidad de observación  extraordinaria: luego de mirar por un instante a una persona era capaz de deducir pormenores  de su vida.

En una ocasión, a finales del siglo IXX, Bell descubrió el asesinato de una mujer cuyo esposo quería hacer pasar la muerte como un accidente doméstico. Una de tantas noches  el hombre había dado a beber a su mujer un vaso de zumo de limón al cual había agregado una buena porción de opio sólido. Un tiempo antes la mujer, en un giro narrativo ya demasiado recurrente hoy en día, había firmado una póliza de seguros contra muerte accidental. Al día siguiente el hombre generó un escape de gas en el cuarto de su señora para simular que esa era la causa de la muerte.

El doctor Joseph Bell encontró un pequeño rastro de saliva en la almohada de la mujer y con esa pista pudo desenmascarar al asesino. Además de servir como inspiración para las cuatro novelas y los más de cincuenta relatos protagonizados por Sherlock Holmes, dio lugar a una serie de la BBC llamada Los misterios del auténtico Sherlock Holmes ( Murder Rooms: The Dark Beginnings of Sherlock Holmes) transmitida en el año 2002.
Tarzán de los Monos.

Tarzan de los monos

A los once años de edad, y mientras navegaba con su familia por las costas de África Septentrional, William Milding desapareció luego de que su barco naufragara. Sin embargo, sobrevivió y los siguientes quince años los vivió de una manera singular: fue adoptado por una familia de simios. La historia, que inspiró a Edgar Rice Burroughs para crear a Tarzán, ocurrió en el siglo XIX. Al parecer cuando Milding fue rescatado luego de tantos años, estaba tan habituado a la vida de la selva que nunca logró adaptarse de nuevo a la sociedad.

Robinson Crusoe

Otro hombre abandonado a su suerte en un lugar probablemente igual de salvaje que las costas de África fue el marinero escocés Alexander  Selkirk, contramaestre de un barco llamado Five Ports, a principios del siglo XVIII. Selkirk algún día se atrevió a protestar por las malas condiciones en las que se encontraba el barco. El Capitán decidió no pasar por alto la protesta, que calificó de indisciplina, y dio al contramaestre un castigo usual para los marineros de esa época: lo dejó a su suerte en una isla desierta con una cantidad de víveres suficiente para que sobreviviera mientras se adaptaba. Para entonces la isla, ubicada en el Pacífico, se llamaba Juan Fernández. Hoy en día, bajo la soberanía de Chile, se llama Robinson Crusoe, que es el nombre de la novela que tanto ella como su célebre náufrago inspiraron en  uno de los autores más célebres de la época: el inglés Daniel Defoe.

Al parecer Alexander Selkirk logró, luego de cinco años de vivir en la isla, que un barco viera las señales de humo que pacientemente se había encargado de hacer durante todo ese tiempo. Y fue rescatado.

Defoe también tuvo en cuenta para su novela la historia, muy similar, de Pedro Serrano, marinero español.

La Dama de las Camelias

Una de las piezas más recordadas en la historia de la ópera es la Traviata, de Giuseppe Verdi. La obra es una adaptación de un libro también célebre: La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas, hijo. En esta novela Dumas  nos cuenta la historia de la cortesana Margarite Gautier y sus infortunados amores con armando Duval, un joven de la alta sociedad.
Margarita Gautier, la Dama de las Camelias, estuvo inspirada en Marie Duplessis, una prostituta célebre en el París del siglo XIX debido a que se coló en la alta sociedad y logró que sus amantes, una serie de aristócratas, la mantuvieran. El símbolo de esta mujer era una camelia, de allí la novela y su nombre.


Madame Bovary

Otro personaje literario cuya vida también rayó en la prostitución fue Emma Bovary, la célebre madame Bovary. Lo más curioso de la novela es que a mediados del siglo XIX, cuando fue publicada, ocasionó tal controversia y fue tantas veces acusada de obscenidad, y por lo tanto censurada, que cuando le preguntaron a Flaubert en quién se había basado para escribir el libro contestó sin vacilar: Madame Bovary soy yo... Pero lo cierto es a sus oídos había llegado la historia de una tal Dephine Delamaire, hija de un terrateniente francés y  quien se casó con cierto médico. Delamaire llevó una vida llena de lujos y de caprichos… y de amantes también. La mujer, probablemente desesperada por su vida disoluta,  se comió algún díaun puñado de arsénico y se convirtió en el modelo sobre el cual está escrita una de las novelas más importantes de la historia de la literatura.