sábado, 14 de mayo de 2011

“This is a very serious business”

Robert Capa, escenas de gurra

















“If your pictures aren't good enough,you aren't close enough"


Robert Capa


Es una mañana fría. La marea esta baja pero las olas golpean con fuerza los pesados cruceros, los acorazados y los tanques anfibios Sherman, que no soportan los embates ni su propio peso y uno a uno empiezan a hundirse. Miles de soldados anónimos, con el rostro acribillado por la llovizna, avanzan en las innumerables lanchas de desembarco aferrados a sus rifles envueltos en bolsas plásticas; muchos de ellos vomitan debido al terror que les exprime el estómago, sobre sus cascos empiezan a zumbar las primeras balas. El mayor grita sus últimas instrucciones.


No hay alternativa: un poco más allá de la playa, Omaha Beach, emplazada en lo más alto de los acantilados, la artillería alemana aguarda el momento de escupir su fuego. Es el seis de junio de 1944: las tropas aliadas, dispuestas con sus miles de embarcaciones ante las costas de Normandía se disponen a invadir la Europa continental, es la operación Overlord también llamada el día D. El Objetivo es conjurar de una vez por todas la amenaza nazi.


Agazapado entre los hombres del decimoséptimo regimiento de infantería hay uno que en lugar de rifle lleva sus cámaras fotográficas, responde al nombre de Ernest Andrei Friedmann y nació Budapest en el seno de una familia judía. Sin embargo el mundo lo recordaría como Robert Capa (pseudónimo que creó y compartió con su novia Gerda Pohorylle). Capa había recorrido Italia e Inglaterra fotografiando los desastres de la guerra y diez años antes en Cerro Muriano, España, al lado de Pohorylle había arriesgado su vida una y otra vez durante la guerra civil de ese país, donde capturó la imagen del militar republicano Federico Borrell García justo en el momento en que es herido de muerte, en lo que se convertiría en una de las fotografías más célebres de la historia. Ahora iba como uno de los seis corresponsales de la revista Life encargados de fotografiar el desembarco.











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Muerte de un Miliciano, España 1936


Las rampas del las lanchas se abrieron mucho antes de llegar a la playa (ese fue solo otro de los innumerables errores cometidos por los aliados en esa mañana de horror) los soldados quedaron con sus pechos dispuestos para la artillería alemana que de inmediato los recibió con su fuego. La sangre salta por todos lados y comienzan a caer algunos de los cerca de 2.500 cadáveres que se registraron ese día solo en Omaha Beach. Algunos alcanzaron a saltar por la borda en medio de la confusión y fueron a dar al fondo jalados por el lastre de su dotación, otros tantos se ahogaron mientras trataban de huir de los alambres de púas que juiciosamente los alemanes habían tendido. Milagrosamente Capa avanzaba hacia la playa con el rugido de las balas, que hacen hoyos en el agua a su alrededor. Delante suyo los soldados desenfundan sus rifles. Capa dispara el obturador.





















Así lo describió en sus memorias noveladas Slightly Out of Focus:


My beautiful France looked sordid and uninviting, and a German machine gun, spitting bullets around the barge, fully spoiled my return. The men from my barge waded in the water. Waist-deep, with rifles ready to shoot, with the invasion obstacles and the smoking beach in the background gangplank to take my first real picture of the invasion. The boatswain, who was in an understandable hurry to get the hell out of there, mistook my picture-taking attitude for explicable hesitation, and helped me make up my mind with a well-aimed kick in the rear. The water was cold, and the beach still more than a hundred yards away. The bullets tore holes in the water around me, and I made for the nearest steel obstacle. A soldier got there at the same time, and for a few minutes we shared its cover. He took the waterproofing off his rifle and began to shoot without much aiming at the smoke-hidden beach. The sound of his rifle gave him enough courage to move forward, and he left the obstacle to me. It was a foot larger now, and I felt safe enough to take pictures of the other guys hiding just like I was."


Capa alcanza la playa, a solo unos metros detona un proyectil de mortero que deja más cuerpos desgarrados. Un poco más adelante el fotógrafo encuentra refugio en un tanque Sherman echado a perder por el fuego alemán, su cuerpo y su rostro están crispados por el miedo, pero sus manos aún alcanzan a recargar el obturador. Una y otra vez repite una frase que aprendió en el horro de la guerra civil española: “This is a very serious business”. Mientras tanto vuelve a disparar.


¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que empezó la carnicería? No mucho, suficiente para tomar tres rollos 106 fotos de las cuales solo sobrevivirán diez. Una de las lanchas empieza a alejarse, Robert Capa decide que este no será el día de su muerte y corre detrás de ella, la alcanza y se pone a salvo.


De las ciento seis fotografías que Capa tomó El día de la invasión solo se conservan diez.

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