sábado, 14 de mayo de 2011

Apuntes para una Historia del Culo


La mujer culona es una epopeya molecular de la feminidad



Salvador Dalí


Llevo un buen rato siguiendo cuidadosamente la programación de E! Entertainment Tv. Ahora mismo un hombre conocido como The Butt Surgeon, el cirujano del trasero, describe su técnica para dar a los afamados traseros de las estrellas de Hollywood la tonicidad y el volumen propios de una época que según él da casi tanta importancia a los traseros como a los senos…. Busco un poco de material para escribir acerca del cuerpo femenino, sobre su desnudez, sobre su significado, pero muy específicamente sobre esa parte de su anatomía que le ha dado forma y carácter desde las más primordiales épocas de la prehistoria, que ha extraviado corduras e inspirado versos tan lascivos como aquellos de Iriarte:



Con licencia del talle, que es modelo/Propuesto por Cupido a la hermosura,/ y de esa grata voz cuya dulzura/ de un alma enamorada es el consuelo/juro que nada en tu persona he visto/como el culo que tienes, soberano,/grande, redondo, grueso, limpio, listo/culo fresco, suavísimo, lozano…






Y este sin duda es un buen sitio para reflexionar sobre el tema. Ya tengo bien analizados programas como Wild On, Naked Wild On, Top 10 Cover Girls, y por supuesto Top 10 Buttylicius, en fin… Este es sin duda uno de los mejores lugares para observar los matices de esa especie de geografía que constituye una obsesión omnipresente de la cultura contemporánea. Creo que tengo bien cubierto el tema.




Hace un rato pasaron el conteo de las veinticinco celebridades más voluptuosas. La pantalla estuvo a punto de desbordarse con las apetecibles formas de Dita Von Teese, Laeticia Casta, Vida Guerra, Scarlett Jhoanson, Aishwaya Rai, Sophia Vergara… Uff!!! Todas ellas tenían el común denominador de su hermoso y confortable culo




¿Pero dónde comenzó todo este furor por lo redondo? ¿En qué momento comenzaron a perfilarse esas pelvis amplias como una promesa de vida? (Para saberlo tal vez debería cambiarme de E! a Nat Geo). En su emblemático libro “el Mono desnudo” Desmond Morris arriega la siguiente explicación: Nuestro antepasados primitivos se apareaban por detrás, como otros primates, de modo que las señales sexuales de las hembras prehumans, como en otras especies, procedían de la parte posterior. Luego, mientras evolucionavamos hacia la postura erecta y nuestros músculos de la grupa sobresalían cada vez más formando las nalgas, la hinchazón se fue convirtiendo en el nuevo reclamo sexual humano. Las mujeres con mayor hinchazón de su grupa enviaban señales sexuales más intensas y esta condición fue incrementándose hasta que las nalgas se hicieron enormes. Las hembras más sensuales tenían la ventaja de producir, con sus nuevar supernalgas reclamos sexuales por encima de lo normal…





En los primeros desnudos que registra la historia del arte nos encontramos con que la veneración y el culto que rendimos al culo están lejos de ser una mera ligereza de nuestro tiempo. Las Venus de Lespugue y Willendorf, consideradas obras maestras del arte Paleolítico, nos muestran una mujeres de nalgas descomunales como probables símbolos de fertilidad. La explicación de esa forma de interpretar el cuerpo femenino se remonta a unos cuatro o cinco millones de años en nuestra historia como especie. Para entonces las pelvis femeninas eran tan estrechas como las de los machos. Evolutivamente no se justificaba una diferencia: las hembras engendraban a sus crías y los parían sin ningún inconveniente porque esos antepasados nuestros atravesaban sin problemas aquellas pelvis debido a que sus cráneos eran pequeños, nada comparado con los cráneos de nuestros bebes hoy día con sus enormes cerebros evolucionados. Cuando por esas épocas el clima en África se hizo progresivamente mucho más húmedo, los bosques comenzaron a escasear: fue una de las primeras grandes amenazas que debieron enfrentar nuestros ancestros, que se encontraron con la necesidad de recorrer las llanuras que ahora abundaban. Allí se encontraron con algo que revolucionaría su dieta y su anatomía: con mucha frecuencia los depredadores dejaban por ahí los restos de sus presas, se trataba de carne cruda rica en las proteínas que la humanidad aún no adquiría debido su dieta integrada en especial por frutos y raíces. Esas nuevas costumbres alimenticias determinaron que nuestro cerebro empezara a crecer y mientras lo hacía una ventaja evolutiva para las mujeres era tener caderas anchas porque así los partos serían mucho menos dolorosos y las posibilidades de morir en él se reducirían… Esa nueva ventaja evolutiva, empezó a ser percibida por los machos como una señal de atractivo sexual. Esas caderas anchas y prominentes constituían una promesa de fertilidad y plenitud, de allí la temprana adoración que parecen documentar las célebres Venus del Paleolítico.




Pero incluso los pueblos más adustos y civilizados de la antigüedad rindieron tributo al nalgatorio femenino. De hecho los griegos, padres de la filosofía por completo lejanos al bárbaro misticismo del Paleolítico y a las veleidades de E! Enterteinment TV. llegaron a considerar que al lado de la razón el culo era una de las características que nos diferenciaban verdaderamente de las bestias ¿Cómo no hallar un rasgo de superioridad en aquellas curvas agradables y bien definidas en comparación con las grupas y los grotescos traseros de los monos? Incluso le erigieron un templo cuya diosa era la sensual y lúbrica Afrodita Kallipagos (literalmente ‘la diosa de culo hermoso’) que desde luego fue representada por la estatuaria helénica como una mujer que deja ver entre el vaporoso peplo las delicadas pompas (representación precursora de lejos, por más de dos milenios, de las picantes imágenes típicas de los talleres de mecánica).




Esa visión griega de las posaderas influenció notablemente al cristianismo, que razonó de la siguiente manera: si nuestro trasero nos define como hombres y mujeres, esto es, como criaturas hechas a la imagen y semejanza de Dios entonces los seres del inframundo, y muy específicamente el Diablo, deben carecer de él y por más que lo intenten nunca van a lograr asumir la forma humana por completo puesto que por nalgas siempre llevarán un rabo animal. De allí que una vieja costumbre para repeler al Señor de las Tinieblas consista en enseñarle el trasero, el no podrá resistir la envidia y se marchará. De la misma forma en que hoy algunas personas creen poder alejar las lluvias besando a una hermana mayor, en la Europa Oriental del Medioevo las mujeres asomaban sus traseros por la puerta principal con la esperanza de espantar a los demonios que causaban las tormentas. Y en la entrada de algunas iglesias y construcciones románicas existen pequeñas esculturas de mujeres mostrando sus nalgas a manera de amenaza para los espíritus malignos…




Sigo conectado a E! Para mi fortuna ahora mismo pasan un especial sobre la mini falda, prenda de la que dicen exalta al máximo la sensualidad de las piernas y perfila a las nalgas como una promesa. Brevemente recuerdan prendas femeninas de viejas épocas. Para el siglo XVI, el siglo de la Venus del Espejo de Velásquez, la moda femenina demandaba el uso de cojines para incrementar hasta el doble el ancho de las pelvis, se trataba aditamentos tan pesados que convertían a las mujeres prácticamente en simples modelos para mostrar. En el siglo XVIII se inventaron lo afamados miriñaques cuyo objetivo nuevamente era transmitir la impresión de que quien lo vestía era una mujer fecunda. Mencionan el Blue Jean, y recuerdan a Jennifer López… Creo que ahora empiezo a encontrar lo que necesito.

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