Un buen dibujo significa mucho más que unas cuantas líneas trazadas hábilmente sobre un papel. Significa la luz y, por lo tanto, la sombra que se extiende debido a ella. Significa el fervor que nos produce una imagen y la ambición de poseer lo que representa. Así, nuestros lejanos antepasados del paleolítico se internaron en las cavernas para animar sus oscuras paredes con las formas de bestias que luego iban a cazar y que constituían su alimento, su vida. Significa una manera de escrutar el universo y, según quieren algunos, de interpretar nuestros destinos: aún hoy ignoramos el momento preciso en que levantamos nuestras miradas para bosquejar las constelaciones en el vasto soporte del firmamento, pero la obra, que continua indeleble, requirió de la paciencia y de la sabiduría de varias civilizaciones. Significa también el entramado que inevitablemente el tiempo dibuja en nuestros rostros y aquel otro de líneas con frecuencia tortuosas y extrañas que todos ayudamos a trazar cuando nos cruzamos con los demás. Ese entramado que llamamos vida y que es tal vez el mejor ejemplo de lo que significa un dibujo
No hay comentarios:
Publicar un comentario