domingo, 13 de enero de 2013

La muerte de Mamatoco (I)




Primera entrada sobre historia de Colombia. Dedicada a un oscuro boxeador cuyo asesinato marcó el peor momento de una enemistad política legendaria.

Una conclusión posible sobre la situación del presidente Alfonso López Pumarejo durante su segunda administración (1942) es que, si bien los escándalos que la entorpecieron hubieran logrado hacerle daño sin que importaran mucho las circunstancias que los acompañaron, hubo una especialmente dañina sin la cual probablemente López habría descartado su renuncia: su reciente enemistad con Laureano Gómez.

Ambos habían estado en contra del régimen de Abadía Méndez. Ambos acecharon al viejito Marco Fidel Suárez hasta que lo hicieron renunciar de la presidencia en 1921 y  lo llevaron a la amargura: Gómez, además de reprocharle el desenlace del conflicto de Panamá, no le perdonó haber gestionado en el Banco Mercantil el adelanto de algunos de sus sueldos de presidente*. López lo fustigó “por haber pagado unas resmas de papel de imprenta destinadas a publicaciones oficiales, a treinta pesos en vez de once, como se lo ofrecieron otros contratistas”. En esos términos lo recuerda Suarez en Los Sueños de Luciano Pulgar. Gómez apoyó la primera candidatura de Alfonso López Pumarejo (1934), y durante su posesión como presidente de la república pronunció un discurso en el que evocaba la gran amistad que los unía. Unos días antes  López había declarado a El Tiempo: “Mi amistad con Laureano Gómez es digna de respeto. Me parece muy importante que el jefe del partido conservador defina la posición de su partido frente al gobierno liberal en el acto de inauguración presidencial el próximo siete de agosto. Sin embargo, una vez posesionado López, no tardó en aparecer el motivo que constituyó el inicio de una enemistad legendaria en la vida pública de Colombia, equiparable a la de Obando y Mosquera y mucho más feroz sin duda que la de Santos y Uribe en nuestros días.
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“Mi amistad con Laureano Gómez es digna de respeto. Me parece muy importante que el jefe del partido conservador defina la posición de su partido frente al gobierno liberal en el acto de inauguración presidencial el próximo siete de agosto”. 
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En 1930, luego de cuarenta y cinco años de hegemonía conservadora, Enrique Olaya Herrera,  un político liberal llegó a la presidencia. Tiempo después un rumor  recorrió el país como un incendio: cerca de un millón de los votos que eligieron a Olaya Herrera eran falsos. El hecho nunca pudo comprobarse pero López se comprometió a elaborar un código electoral que en el futuro le garantizara al partido conservador unos comicios justos. El parlamento aprobó entonces una ley electoral pero, según Laureano Gómez, dicha ley no le daba al conservatismo una representación adecuada. A propósito del asunto Laureano escribió lo siguiente en el editorial de El Siglo de marzo 22 de 1937: “Declaro que creí siempre en su palabra (en la de López), sin abrigar al respecto ninguna reserva. Las circunstancias peculiares en que él y yo nos encontrábamos me deciden a expresar en público el siguiente interrogante que hace ya meses formulo a solas y con honda desolación todos los días: ¿El de  señor López me engañaba?” (Extraigo la cita del libro de Álvaro Tirado Mejía: Aspectos políticos del primer gobierno de Alfonso López Pumarejo).

De cualquier forma, no fue solo el incumplimiento de una promesa lo que lo que determinó el alejamiento de los dos políticos. Las convicciones de Laureano hacían imposible su amistad con el gobernante liberal: el ‘zarpazo’ de Roosevelt había acentuado un sentimiento anti yanqui que tenía fundamentos religiosos  y radicales ¿Cómo iba a tener él en buena consideración a un país en el que convivían sin ningún inconveniente protestantes masones y judíos? Laureano se manifestó en contra de los Estados Unidos en la Primera y Segunda Guerra Mundial, y apoyó decididamente a Franco durante la guerra del treinta y seis en  España. López en cambio estuvo a favor de la república y puso el Ejército Colombiano a las órdenes de los Aliados. Además de eso puso a funcionar su famosa Revolución en Marcha, que contradecía fundamentalmente las ideas del caudillo conservador.


* Eduardo Lemaitre sugiere que el aborrecimiento de Laureano por Marco Fidel surgió en 1914 luego de un debate en el congreso cuando Suárez era Canciller y trataba de sacar adelante el Tratado con Estados Unidos para normalizar las relaciones luego del despojo de Panamá. El señor Canciller quiere que firmemos el tratado como unos ovejos, dijo Laureano durante su intervención. Suárez, que fue un gramático consumado, uno de los más grandes en este país de gramáticos, interrumpió para corregirlo: no existen los ovejos. Laureano lo miró con furia pero el viejito continuó: el macho de la oveja se llama carnero. Durante mucho tiempo Laureano Gómez fue conocido informalmente como 'el ovejo'.

La muerte de Mamatoco (II)
La muerte de Mamatoco (III)


1 comentario:

  1. HOY SE REPITE LA HISTORIA CON OTRO PERSONAJE Y SURGE LA PREGUNTA OBLIGADA ¿QUIEN O QUIENES ASESINARON AL DR ALVARO GOMEZ HURTADO?

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