sábado, 15 de diciembre de 2012

Lecturas viejas (I)

Helene Hanff: 84, Charing Cross Road







































84, Charin Cross Road en la edición de Anagrama.

Como viene siendo casi una costumbre cada año, releí alguna tarde de noviembre 84, Charing Cross Road (1969).  Buena parte de mis libros preferidos son hallazgos al azar, textos de los que no sabía nada en absoluto. Ignoraba por completo, por ejemplo, quién era Helene Hanff. El caso es que, como también es costumbre, en alguna ocasión hace varios años iba a la deriva por la biblioteca y en algún recodo vi el librito modesto y como resignado al olvido. Lo digo porque estaba casi nuevo y en la ficha solo figuraban algunos préstamos pero, por lo que pude averiguar, no era una adquisición reciente. Lo abrí también al azar y leí cierta línea: P.D ¿Tienen el Diario de Sam Pepys? Lo necesito para las largas noches de invierno. No es nada especialmente significativo pero  me bastó para quedar seducido.

Muy a finales de los 40’s Helene Hanff encontró en la prensa el anuncio de una librería inglesa especializada en libros antiguos y de inmediato les escribió desde Nueva York con una lista de sus necesidades, que incluía obras de William Hazlitt y R. S. Stevenson especialmente difíciles de conseguir. Solo unas semanas después recibió la respuesta en la que se le anunciaba el envío de la mayoría de sus demandas. Desde entonces entre ella y el vendedor principal de Marks & Co, Libreros, Frank Doel, se inició una relación epistolar que se prolongó durante veinte años y que naturalmente se fue volviendo cálida y amorosa  con el paso del tiempo.

Se dice con frecuencia que la obra es una celebración de los libros y la lectura, pero habría que decir ante todo que es una celebración de la amistad (una que le habla especialmente bien a esta época plagada de relaciones virtuales): Helene y Frank son una suerte de almas gemelas que se conocen a la distancia y aprenden a quererse por medio de los libros que ella solicita y él acuciosamente provee. Es muy a su manera una historia de amor platónico, en el sentido más pleno del término, llena de buen sentido del humor.

La señorita Hanff, con el océano de por medio, increpa a Frank porque no le consigue pronto una  edición decente de la Antología de Poesía Inglesa de Oxford y en la siguiente carta el pobre hombre responde anunciando el envió del libro en magnífico estado. Ella pide a Cátulo, a Safo y a Horacio y él, en cuestión de semanas se las arregla para conseguirle ediciones de segunda mano en tan perfecto estado que incluso Helene le escribe para agradecerle mientras corta las páginas vírgenes con un delicado cuchillo de mantequilla…. Pero la relación entre ambos personajes es tan plena que lentamente empieza a trascender hasta llegar al resto de empleados de la librería y a la familia de Frank. De hecho, uno de los aspectos más llamativos de las cartas es la descripción, lenta y espaciada, de esa Inglaterra de la post guerra, tan pobre y agobiada por los racionamientos. Al cabo de solo unos meses, Helene se convierte en la proveedora de manjares inalcanzables en aquella época para esos amigos transoceánicos que añoran tanto conocerla: jamón, cordero, huevos frescos…

Helene Hanff fue guionista de series de televisión,  escritora de libros de historia para niños y colaboradora del New Yorker. Cultivó el teatro pero sus obras nunca lograron reconocimiento, lo cual implica tal vez cierta pizca retorcida de justicia poética puesto ella no soportaba las obras de ficción. 84, Charing Cross Road en cambio, la juiciosa y fiel recopilación de su correspondencia con un libreo inglés y su familia la convirtió en una autora de culto.

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