domingo, 3 de junio de 2012

El Club de la Lucha de Chuck Palahniuk

el club de la pelea 5

Breve reseña de otra lectura aplazada



















Hace unos días pasé el dedo  sobre el lomo de los libros ubicados en el estante destinado a las novelas. La idea era leer o releer aquella en la que se el dedo se detuviera, al azar. Y el dedo, como una ruleta rusa, se detuvo en  otro de esos libros cuya lectura había aplazado durante mucho tiempo por desdén: El club de la Pelea de Chuck Palahniuk. Aunque creo que en esta oportunidad quien más desgano me producía era el autor en sí… y siendo mucho más específico, me producían desgano sus lectores… en fin, sin duda es un achaque más.

El caso es que  despaché el libro muy rápido: se trata de un volumen de algo más de doscientas páginas de narración ágil y salpicada de diálogos que no opone mayor resistencia. Ya hace unas semanas, tal vez preparándome sin saberlo, había leído Error humano (Stranger than fiction), una recopilación de crónicas y perfiles en las que Palahniuk  se vale de una escritura desabrochada y llena de imágenes muy al estilo de  Hunter S. Thompson, Tom Wolfe y en general los viejos maestros del Nuevo Periodismo. El libro es una suerte de epítome de ese estilo que el tipo inició mucho antes en el Club de la pelea.

Me resultó extraño ir descubriendo esas imágenes tan bien conocidas ya por la película: los grupos de apoyo, la casa decrépita usada como fábrica de jabón, los sórdidos sótanos donde tienen lugar las peleas, los aviones, la cocina en la que trabaja Tyler Durden, en fin. Y hay que anotar que la películas en últimas fue bastante fiel al libro… lo cual a mi juicio constituye un merito enorme  porque siendo así de fiel resulta considerablemente más entretenida… Sin decir que el libro no lo sea, obviamente.

Algo que me llamaba mucho la atención era saber cómo estaba resuelto en el libro el momento en el que el protagonista, de quien no conocemos el nombre, descubre que él mismo es Tyler Durden. Recuerdo mucho el desconcierto que me produjo ese momento en la película de David Fincher. Esta bien que Fincher nunca muestra a Durden, al protagonista sin nombre interpretado por Edward Norton, y a Marla Singer en el mismo plano, pero Pitt y Norton aparecen juntos, acompañados por otros personajes que los reconocen como personajes distintos  en una infinidad de ocasiones lo cual constituye, considero yo, un engaño imperdonable por parte del director, quien sin lugar a dudas hubiera logrado un relato mucho más fino y sorprendente si nos hubiera ido dando más pistas para comprender el trastorno de personalidad del protagonista. Creo que se hubiera producido, como se produce en, digamos, el Sexto sentido, un impacto mayor condimentado por el hecho de que la evidencia del misterio siempre estuvo allí… pero no. La película sencillamente, de un momento a otro nos dice: lo  dos personajes son el mismo…Y en el libro ocurre exactamente lo mismo.

Recuerdo a propósito de ello cierto cuento de P.D James en el que un narrador en primera persona nos cuenta cómo presencia desde lejos un crimen. Nos lo cuenta minuto a minuto. Y solo al final revela que su narración es una mentira, y él es el asesino… Es un cuento decepcionante básicamente porque es como si el autor nos contara de hecho una mentira. Nunca estuvimos ni siquiera teóricamente en iguales condiciones para descubrir al criminal. Y no lo estuvimos  porque el narrador en lugar de velar la información la cubrió con datos falsos. Todo lo contrario hicieron siempre los grandes autores de misterio: darnos suficiente  información  como para que por nuestra cuenta supiéramos la identidad del asesino o descubriéramos el misterio, no importa cuál fuera… y es allí donde falla el Club de la Pelea, tanto la película  como el libro, lo cual de todos modos no le quita su lugar como uno de los intentos más felices de renovar el ya antiguo cuento de Jekyll  y Hide.

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