sábado, 1 de septiembre de 2012

La Sirga


La Sirga



La ópera prima de William Vega, uno de los relatos más sólidos del cine colombiano en los últimos años
La primera gran expectativa que despertó La Sirga fue su estreno en Internet. El asunto se oía extravagante y contraproducente considerando la tradicional baja taquilla de las películas colombianas. En alguna entrevista el director, William Vega, adujo que de esa forma garantizaban que el film llegara también a regiones donde resulta difícil hacer proyecciones, pueblos y ciudades pequeñas. A mi se me ocurre que se trataba en realidad de una estrategia de marketing para llamar la atención… El caso es que llegó el día de la premier y cientos de solitarios espectadores aguardamos durante más de media hora el inicio. Y nada. La página oficial de la película colapsó, como era de esperarse. Por suerte aparecieron otras alternativas y más de cuarenta minutos después de lo anunciado se dejaron ver las primeras imágenes. Marchaban de una manera tortuosa debido sin duda a la cantidad de espectadores… Nada què hacer... Apagué el pc y decidí ir al día siguiente al estreno en salas…

En efecto desde el primer plano comprobé que del estreno on line no era más que una anécdota, un capricho infortunado: La Sirga es una película para ver en cine. Desde el primer instante la película ejerce sobre el espectador una suerte de hechizo basado en unas imágenes poderosas por su sencillez pero calculadas como una pintura de verdes profundos, ocres, azules y siena tostada, imágenes que plano a plano exploran además las texturas: la madera, las telas, ciertos metales… Y esas imágenes nos van llevando en silencio por una historia elusiva y sutil que tiene como telón de fondo el conflicto colombiano (pero podría ser cualquier otro conflicto): Alicia huye de su pueblo, que fue destruido y reducido a cenizas, no sabemos por quién, tampoco sabemos la razón. La joven cruza el páramo hasta llegar exhausta a La Sirga, el hostal de su tío, una casita precaria de madera, levantada a orillas de laguna de la Cocha, un lugar helado y hermoso que parece no tener límites…

Algunas personas le han atribuido al film el carácter de ‘poema visual’. Yo por mi parte pienso que es más bien un ensayo filosófico o una alegoría similar al Caballo de Turín de Bela Tarr (obra con la que por cierto comparte el alto nivel de excelencia visual). En la Sirga abundan los símbolos, pero no de manera farragosa e impostada: la vida de Alicia y de su tío, la pesca, la inmensa soledad de la laguna, la tranquilidad siempre alterada por la inminencia de una tragedia, el silencio, la espera… todo respira de manera natural y fluida  creando una atmósfera que recuerda mucho al mundo de Samuel Becket.

Creo que La Sirga es un nuevo hito del cine colombiano, como lo fue Los viajes del viento, y como lo fue mucho tiempo antes Confesión a Laura. Una película que conjuga lo que no es frecuente en nuestro cine: madurez técnica y narrativa. Eso sin mencionar el gran trabajo de la banda sonora.

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