sábado, 12 de mayo de 2012

A dangerous method

A dangerous method poster



Una película más de Cronemberg, que ahora nos tiene en ascuas esperando Cosmópolis.

Para tratarse de una película de solo hora y media A Dangerous Method resulta bastante fiel a la complejidad del psicoanálisis. Mérito que se le debe sumar al de ser un relato legible y fluido. Las imágenes por momentos parecen visiones de algún paciente en terapia: en algún fotograma vemos al doctor Freud, que trata de resolver la incógnita de la mente humana, parado ante la inquisitiva y solemne estatua de una esfinge, como si fuera un Edipo moderno. En otro, el joven Jung, quien se siente un poco agobiado por su matrimonio, se sueña en la amplitud de un mar esplendoroso navegando confortablemente con su amante en un pequeño velero  que, visto desde arriba semeja unos genitales femeninos. Y a esa amante, una paciente histérica que al parecer no ha superado lo que el psicoanálisis llama la ‘fase anal’ y evidencia una tendencia notable hacia el sadomasoquismo,  Cronnemberg nos la muestra en cierta secuencia retozando feliz y embarrada en un pantanoso charco… 


Sin embargo Cronemberg no es fiel a uno de los aspectos más felices del psicoanálisis: ser entretenido. De hecho algunas de las críticas más feroces a la ciencia de Freud, que en últimas viene siendo el último aporte reconocible de las humanidades al pensamiento científico, es que su fundamento son las ensoñaciones y los desvaríos de su creador, por decirlo así, de una manera resumida… El caso es que, muy a pesar de lo que puedan decir personalidades como Michael Onfray, el psicoanálisis produjo una porción de la mitología y la literatura más fascinante en siglos. No en vano Harold Bloom le concedió a Freud en el Canon Occidental el título de mejor ensayista del siglo XX (pero no cabe duda de que el viejo Bloom hubiera querido premiarlo como autor de ficción)  La Introducción al psicoanálisis, por ejemplo, es un libro carismático que uno termina devorando por su estilo ameno y sencillo y por la infinidad de anécdotas y casos de pacientes que hacen sentir al lector como un voyerista mirando a través de una cerradura. Es un libro, si uno lo piensa bien, muy cercano al Cronemberg de Desayuno al desnudo: absurdo y genial, lleno de colorido y retorcido como la peor pesadilla.





Pero en A Dangerous Method, que sin lugar a dudas es una digna obra se su creador, Cronemberg se pone demasiado ceñudo… No es que uno pretenda que en todas las películas del  director canadiense el piso quede regado de sesos o de miembros cortados… No, solo con unas nalgadas puede bastar. Pero se siente un control excesivo que hace ver al film un poco como un ejercicio académico… 


Sin perder de vista que la película parte de la adaptación de una obra de teatro, que a su vez es la adaptación de un libro, se extraña por ejemplo el poco vuelo que se le da al personaje de Sigmund Freud. La crítica ha aclamado unánimemente a Viggo Mortesen, pero aunque su presencia actoral es importante, el personaje vive más por lo que se dice de él, que por sus apariciones y por el trabajo del actor. De otro lado esta Carl Jung, interpretado por Michael Fassbender. Se trata de un personaje robusto, lleno de contradicciones y complejo cuy a evolución de pensamiento resulta bien retratada en la cinta mediante  el sueño aquel de Europa inundada en sangre. 


Keira Knightly, tan detestable y sobrevalorada siempre, hace un buen trabajo, tachado de exagerado por algunos, pero que sabrá apreciar cualquiera que conozca una clínica de reposo siquiátrico.



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