sábado, 10 de septiembre de 2011

El Origen del planeta de los Simios, de Rupert Wyatt

Unos monos geniales y pixelados



Hay por lo menos dos circunstancias que favorecen el estreno de El Origen del planeta de los Simios, de Rupert Wyatt, y que tal vez nos dejan comprender la excesiva benevolencia con la que la ha sido recibida por la crítica. En primer lugar está el precedente de El Planeta de los Simios (2001), protagonizada por Mark Wahlberg y también inspirada en la novela de PierreBoulle: sin lugar a dudas muy pocos en Hollywood podrían alcanzar el nivel de incompetencia necesario para filmar una película tan somnífera y pobre como la del maestroTim Burton, a pesar de que hay innumerables candidatos. Así que, de ahí en adelante, todo puede considerarse ganancia. En segundo lugar están las propuestas cinematográficas de 20th Century Fox esta temporada. El panorama es más bien modesto: Montecarlo, una bobada insufrible protagonizada por SelenaGómez; Los pingüinos del Sr. Poper, con Jim Carrey, comedia familiar de lacual me atrevería a apostar que no pasará a la historia; y X-men First Class, una propuesta másinteresante pero sin el alcance del resto de la saga. En ese contexto, como esde esperarse, esta precuela del clásico de Frnkliyn J. Shafner, tiene el camino despejado.


Y habría que decir que El Origendel Planeta de los Simios es prácticamente aceptable, a pesar de todo. Nos cuenta la historia del científico Will Rodman, interpretado por un James Franco a quien algún director por fin debería pedirle que abra bien los ojos, que experimenta con monos tratando de encontrar la cura para el Alzahimer, mal que padece su padre (John Lithgow). En el proceso uno de los monos, Cesar, se transforma en una especie de genio primate que incluso aprende a hablar con una voz diáfana que envidiaría Julio Sánchez Cristo y termina liderando una rebelión contra los humanos secundado por sus compañeros de especie, entre ellos un orangután de lo más coqueto. Las razones de la rebelión uno diría que quedan en entredicho.También queda en entredicho la razón por la cual de un momento a otro todos los monos resultan geniales, pero en fin.



James Franco, al lado de Cesar (andy Serkys), un mono
con evidentes dotes interpretativas.

Algunos críticos hablan complacidos de la agilidad y el buen ritmo con los cuales se desarrolla el relato… y probablemente están haciendo un uso bastante alternativo de esos dos términos porque de hecho en pos de darle profundidad y cuerpo a la historia, el director se detiene en la relación cotidiana de los cuatro personajes principales y en la enfermedad del padre del científico de una de una manera que logra impacientar por ratos al espectador. Como contrapartida de ese problema narrativo hay que reconocer que uno de los grandes aciertos de la película es la profundidad psicológica que alcanza Cesar (gracias en buena medida al trabajo de Andy Serkys, recordado por interpretar criaturas de Peter Jackson como King Kong y Gollum). En él notamos la evolución de un mono bebe, juguetón y gracioso, a un animal cerebral e introspectivo con rasgoshumanos y con el carisma que no tiene ninguno de los otros personajes.


Muchos han celebrado la calidadde los efectos. Y lo cierto es que en ocasiones, cuando los planos son cercanos,el asunto es bastante verosímil, pero eso es todo. Por lo general uno tiene la impresión de que está viendo una animación no precisamente bien lograda. Uno de los planos finales es casi burdo, si consideramos los altísimos estándares deuna producción como esta. Y recuerda uno las imágenes de la versión original de1968 y de la serie de televisión en las cuales los disfraces, que podrían hoy calificarse de primitivos, eran suficientemente convincentes.

Excepto por Andy Serkys y John Lithgow, el elenco de la cinta debe mencionarse como un asunto puramente técnico, sin trascendencia interpretativa: Freida Pinto, Slumdog Millionaire y Conoceras al Hombre de tus sueños, no es más que una figura decorativa; y Tom Felton, Draco Malfoy en la saga Harry Potter, no vamás allá de una presencia caricaturesca, sin mayor relevancia… De James Franco,que tanto nos entusiasmo en 127 horas y en ese más que aceptable trabajo en Howl, no hay mucho que decir.

Por último vale anotar que en un momento en el cual el cine solo cuenta desabridas historias de superhéroes o trata de asegurarse con remakes faltos de imaginación y carácter, y en el contexto siempre pobre de nuestra cartelera El Origen del Planeta de los Simios puede considerarse como una buena opción.Pero tal vez la elección más sabía sea alquilar el dvd y deleitarse en casa con la versión original de 1968.