Helene Hanff: 84, Charing Cross Road
Como viene siendo casi una
costumbre cada año, releí alguna tarde de noviembre 84, Charing Cross Road (1969). Buena parte de mis
libros preferidos son hallazgos al azar, textos de los que no sabía nada en
absoluto. Ignoraba por completo, por ejemplo, quién era Helene Hanff. El caso es
que, como también es costumbre, en alguna ocasión hace varios años iba a la
deriva por la biblioteca y en algún recodo vi el librito modesto y como
resignado al olvido. Lo digo porque estaba casi nuevo y en la ficha solo
figuraban algunos préstamos pero, por lo que pude averiguar, no era una
adquisición reciente. Lo abrí también al azar y leí cierta línea: P.D ¿Tienen
el Diario de Sam Pepys? Lo
necesito para las largas noches de invierno. No es nada especialmente
significativo pero me bastó para quedar seducido.
Muy a finales de los 40’s Helene
Hanff encontró en la prensa el anuncio de una librería inglesa especializada en
libros antiguos y de inmediato les escribió desde Nueva York con una lista de
sus necesidades, que incluía obras de William
Hazlitt y R. S. Stevenson especialmente difíciles de
conseguir. Solo unas semanas después recibió la respuesta en la que se le
anunciaba el envío de la mayoría de sus demandas. Desde entonces entre ella y
el vendedor principal de Marks
& Co, Libreros, Frank
Doel, se inició una relación
epistolar que se prolongó durante veinte años y que naturalmente se fue
volviendo cálida y amorosa con el paso del tiempo.
Se dice con frecuencia que la
obra es una celebración de los libros y la lectura, pero habría que decir ante
todo que es una celebración de la amistad (una que le habla especialmente bien
a esta época plagada de relaciones virtuales): Helene y Frank son una suerte de
almas gemelas que se conocen a la distancia y aprenden a quererse por medio de
los libros que ella solicita y él acuciosamente provee. Es muy a su manera una
historia de amor platónico, en el sentido más pleno del término, llena de buen
sentido del humor.
La señorita Hanff, con el océano
de por medio, increpa a Frank porque no le consigue pronto una edición
decente de la Antología de Poesía Inglesa de Oxford y en la siguiente carta el
pobre hombre responde anunciando el envió del libro en magnífico estado. Ella
pide a Cátulo, a Safo y a Horacio y él, en cuestión de semanas se las
arregla para conseguirle ediciones de segunda mano en tan perfecto estado que
incluso Helene le escribe para agradecerle mientras corta las páginas vírgenes
con un delicado cuchillo de mantequilla…. Pero la relación entre ambos
personajes es tan plena que lentamente empieza a trascender hasta llegar al
resto de empleados de la librería y a la familia de Frank. De hecho, uno de los
aspectos más llamativos de las cartas es la descripción, lenta y espaciada, de
esa Inglaterra de la post guerra, tan pobre y agobiada por los racionamientos.
Al cabo de solo unos meses, Helene se convierte en la proveedora de manjares
inalcanzables en aquella época para esos amigos transoceánicos que añoran tanto
conocerla: jamón, cordero, huevos frescos…
Helene Hanff fue guionista de
series de televisión, escritora de libros de historia para niños y
colaboradora del New Yorker.
Cultivó el teatro pero sus obras nunca lograron reconocimiento, lo cual implica
tal vez cierta pizca retorcida de justicia poética puesto ella no soportaba las
obras de ficción. 84, Charing
Cross Road en cambio, la
juiciosa y fiel recopilación de su correspondencia con un libreo inglés y su
familia la convirtió en una autora de culto.
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