Una película más de Cronemberg, que ahora nos tiene en ascuas esperando Cosmópolis.
Para tratarse de una película de solo hora y media A Dangerous
Method resulta bastante fiel a la complejidad del psicoanálisis. Mérito que se
le debe sumar al de ser un relato legible y fluido. Las imágenes por momentos
parecen visiones de algún paciente en terapia: en algún fotograma vemos al
doctor Freud, que trata de resolver la incógnita de la mente humana, parado
ante la inquisitiva y solemne estatua de una esfinge, como si fuera un Edipo moderno.
En otro, el joven Jung, quien se siente un poco agobiado por su matrimonio, se
sueña en la amplitud de un mar esplendoroso navegando confortablemente con su
amante en un pequeño velero que, visto
desde arriba semeja unos genitales femeninos. Y a esa amante, una paciente
histérica que al parecer no ha superado lo que el psicoanálisis llama la ‘fase
anal’ y evidencia una tendencia notable hacia el sadomasoquismo, Cronnemberg nos la muestra en cierta secuencia
retozando feliz y embarrada en un pantanoso charco…
Sin embargo Cronemberg no es fiel a uno de los aspectos más
felices del psicoanálisis: ser entretenido. De hecho algunas de las críticas más
feroces a la ciencia de Freud, que en últimas viene siendo el último aporte reconocible
de las humanidades al pensamiento científico, es que su fundamento son las
ensoñaciones y los desvaríos de su creador, por decirlo así, de una manera
resumida… El caso es que, muy a pesar de lo que puedan decir personalidades
como Michael Onfray, el psicoanálisis produjo una porción de la mitología y la
literatura más fascinante en siglos. No en vano Harold Bloom le concedió a Freud
en el Canon Occidental el título de mejor ensayista del siglo XX (pero no cabe
duda de que el viejo Bloom hubiera querido premiarlo como autor de ficción) La Introducción al psicoanálisis, por ejemplo,
es un libro carismático que uno termina devorando por su estilo ameno y
sencillo y por la infinidad de anécdotas y casos de pacientes que hacen sentir
al lector como un voyerista mirando a través de una cerradura. Es un libro, si
uno lo piensa bien, muy cercano al Cronemberg de Desayuno al desnudo: absurdo y
genial, lleno de colorido y retorcido como la peor pesadilla.
Pero en A Dangerous Method, que sin lugar a dudas es una
digna obra se su creador, Cronemberg se pone demasiado ceñudo… No es que uno
pretenda que en todas las películas del
director canadiense el piso quede regado de sesos o de miembros cortados…
No, solo con unas nalgadas puede bastar. Pero se siente un control excesivo que
hace ver al film un poco como un ejercicio académico…
Sin perder de vista que la película parte de la adaptación
de una obra de teatro, que a su vez es la adaptación de un libro, se extraña
por ejemplo el poco vuelo que se le da al personaje de Sigmund Freud. La
crítica ha aclamado unánimemente a Viggo Mortesen, pero aunque su presencia
actoral es importante, el personaje vive más por lo que se dice de él, que por
sus apariciones y por el trabajo del actor. De otro lado esta Carl Jung,
interpretado por Michael Fassbender. Se trata de un personaje robusto, lleno de
contradicciones y complejo cuy a evolución de pensamiento resulta bien
retratada en la cinta mediante el sueño
aquel de Europa inundada en sangre.
Keira Knightly, tan detestable y sobrevalorada siempre, hace
un buen trabajo, tachado de exagerado por algunos, pero que sabrá apreciar
cualquiera que conozca una clínica de reposo siquiátrico.
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