La película es algo así como otro homenaje de Nicolas Widing Refn a Charles Bronson...
Esta es una
de esas películas que lo dejan a uno sin saber qué pensar durante un
rato, perplejo. Especialmente por la violencia y la sangre que parece desbordar la
pantalla hasta salpicar al espectador. Nicolas Winding Refn, su director,
reconoce la influencia en su trabajo del cine de Alejandro Jodorowsky. Incluso
dice que lo suyo es un homenaje. En efecto es difícil no ver Drive sin pensar,
por ejemplo, en Santa Sangre y en general en esa atmósfera irreal y plagada de
símbolos del, llamémoslo así, tarotista chileno; esa atmósfera en la que nunca
se tiene certeza de nada. Y es muy probable que la influencia estuviera también
en Bronson (2008) y en Valhalla Rising (2009), que es ya propiamente una
pesadilla. También es muy evidente en Drive el mundo de Scorsese en Taxi
Driver. Y ya ahí se puede poner tanta violencia en contexto.
No solo su trabajo como
conductor, también su defensa de los inocentes pone al personaje que interpreta
Ryan Gosling tan cerca del Travis Bickle de Scorsese. Un día, como de la nada,
aquel taxista veterano de Vietnam se convierte en un ángel vengador y
sanguinario. Es una historia que ha terminado por ser común: hace solo unos
días, en Francia, a un tipo le dio por matar a balazos a siete personas, entre
ellas a tres niños; las razones probablemente solo él las entiende. Algunos de
estos justicieros son increíblemente célebres como Anders Brevic y nos
despiertan secretas simpatías como Ted Kaczinzky, el Unabomber. Todos ellos son
hombres que no soportaron la presión de un mundo devastador que convierte a
cualquier ser humano en un cero a la izquierda. Ya mucho del carácter de esos
personajes nos lo había adelantado Albert Camus en El extranjero, pero tal vez
el antecedente más descorazonador y visceral esta en las Memorias del subsuelo
de Dostoievski donde vemos como aquel oscuro funcionario comienza a alimentar
su rencor en silencio.
La historia de Drive es más o menos sencilla: un hombre del que no sabemos casi nada trabaja en películas como conductor en secuencias de riesgo, es una especie de doble. Y cada cierto tiempo acepta participar en algún negocio sucio, atracos al parecer. Pero lo único que hace es manejar. Y lo hace con una habilidad pasmosa. Es un tipo rudo y temerario pero parece seguir inquebrantablemente un código de valores. Cómo es típico, el tipo conoce a alguien, una rubia frágil madre de un hijo cuyo padre esta en la cárcel… La defensa de ellos tres lo conducirá finalmente por un camino de muerte y sangre… En plata blanca estamos hablando de cualquiera de los matones melancólicos e inexpresivos interpretados por Charles Bronson al mando de Michael Winner (o de muchos de los múltiples pistoleros de Clint Eastwood) La diferencia principal radica en que Drive no tiene el mote de cine de acción, por el contrario el planeta entero se ha empeñado en verla como una película de autor.
Dos aspectos llamativos. En primer lugar, la hipnótica banda sonora compuesta por Cliff Martínez
con un inconfundible aire de los ochentas, llena de sintetizadores. Y en segundo lugar, la fotografía, que contribuye con la música a darle a la
cinta una sensación de extrema frialdad que se mantiene siempre a pesar de la
sangre tibia que sale a borbotones.
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Shame es una película magistral como las que lastimosamente no se ven con frecuencia.
Al finalizar
la película lo que más me dejó sorprendido fue que Steve McQueen,un director
que demuestra tanta maestría y solvencia narrativa, haya apelado al recurso torpe e inoficioso de mostrar los
genitales del protagonista ( o tal vez fue idea de los productores…) El caso es
que la película les dedica algún plano en dos o tres oportunidades.
El resultado, como era de esperarse en una opinión pública con la madurez de un
adolescente, fue una avalancha de comentarios, incluso en medios presuntamente serios, sobre la, digámosle,
extensa virilidad de Michael Fassbender. Pero el trasfondo del film quedó en un
segundo plano. A tal punto que, como se ha señalado insistentemente, la
película fue ignorada casi por completo en las grandes premiaciones como los
Oscar y los Globo de Oro. Igual, y como era de esperarse, a diferencia un buen
número de las nominadas, y sobre todo de las premiadas, Shame es un film con
los cojones bien puestos (más allá de la dotación de Fassbender).
Creo que no
es disparatado comparar esta obra de
McQueen con la adaptación que Mary Harron hizo de American Psycho en la que nos
mostraba ese mundo cerrado, asfixiante y claustrofóbico de un asesino en serie.
Por supuesto Shame esta de lejos mejor lograda, pero en ella también hay
muchísimo del sinsentido y del absurdo que sacian la sed de sangre de Patrick
Bateman porque Brandon, el protagonista de la historia adicto al sexo e interpretado
por Fassbender, perdido en su soledad y deambulando por los bares y los
restaurantes de Nueva York, también trata de encontrarse cada noche en un cuerpo
distinto, o trata de huir de sí mismo tal vez.
Resulta
curioso que el film haya causado tanta polémica por el contenido sexual porque
sin duda una de los factores que mejor revelan a McQueen como un gran director
es que muy temprano los encuentros sexuales son presentados con tal frialdad y
distancia que es fácil sentir el cansancio y la confusión de Brandon. Los
fulgores eróticos, aunque los hay, son mínimos debido tal vez en parte a que la
fotografía abunda en tonos fríos y los encuentros terminan por ser bruscos, impersonales
y rutinarios. En una de las secuencias finales, durante una orgía llena de
planos explícitos, vemos también el rostro de Brandon encontrándose con su mirada
en un espejo, una mirada que revela con angustia y hastío que el paraíso al que conduce el placer también se
puede transformar en un infierno.
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Increíblemente Hunguer, la gran primera película de Steve McQueen, esta disponible y completa en youtube aquí
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