lunes, 27 de junio de 2011

Sin límites, de Neil Burger

Lo mismo de siempre, pero esta vez bien contado

Habría que comenzar con una advertencia: Sin límites, la última película de Neil Burger es, entre otras cosas, el típico cúmulo de lugares comunes al que nos tiene acostumbrado el cine de acción norteamericano, y que se repite una y otra vez recalentado en una infinidad de cintas. No hay un solo giro en la historia que no nos recuerde algo ya visto decenas de veces. Sin embargo, y ya bajando la guardia, estamos ante el cúmulo de lugares comunes más entretenido y digno de atención del cine ultra comercial en los últimos años. Una cinta tan emocionante y entretenida como lo fueron en su momento verdaderas joyas del cine de acción como Enemigo Público, Training day y El club de la Pelea.

Esta vez Niel Burger, a quien recordamos con desgano por aquel bodrio que fue el Ilusionista (2006), se vale del guión de Leslie Dixon, basado en una novela de Alan Glynn, para contarnos la historia a manera de thriller de Edward Morra (Bradley Cooper) un fracasadísimo aspirante a escritor víctima del bloqueo creativo y recién abandonado por su novia. Cierto día Morra consume una pastilla (NZT) que genera en quien la toma el uso superlativo de sus facultades cerebrales. Así que el tipo termina convertido en una especie de genio que escribe una novela, aprende a tocar piano, a hablar japonés y a ganar una fortuna en Wall Street en solo unos días (lo cual recuerda a Neo en Matrix aprendiendo Kung-fu y no sé qué más cosas en cuestión de segundos). En este punto nos encontramos con esa vieja obsesión de Holliwood: los poderes especiales. Desde las ya incontables adaptaciones de las historietas de DC Comics, pasando por los personajes psíquicos de Nigth Shyamala, hasta los innumerables retratos de genios, vemos en la imaginería hollywoodense gran predilección por esa especie de deidades terrenales que han erigido su propia versión del Olimpo: Dioses en la forma de Súper Héroes como Spiderman o Superman y Prometeos encarnados en hombres como Tyler Durden y ahora Edward Morra.

La trama de la película está bien condimentada además por los hilos narrativos a los que dan lugar un misterioso perseguidor asesino; el dealer por medio del cual el protagonista entra en contacto con la pastilla; un mafioso ruso que descubre la droga y como es de esperarse quiere hacer negocio; la novia de Morra, Lindy, interpretada por una Abbie Cornish con un registro por momentos pasmosamente similar Nicole Kidman; y un magnate de las finanza interpretado por Robert De Niro (de quien no hay mucho que decir) que aprovecha la gran habilidad del nuevo genio para sus propios negocios. Otro factor de intriga lo aporta el delirium trémens que sufre el personaje cuando deja de consumir la droga.

Un aspecto que merece una mención especial en Sin Límites es el tratamiento y el ritmo visual de la película, que en algunos momentos recuerda a Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Como era de esperarse a la hora de retratar la mente de quien está bajo el influjo de una droga, por momentos nos enfrentamos a un mundo casi onírico, sin comienzo ni fin
y, como el título de la película lo dice, sin límites. Un mundo el que llueven letras y por momentos no hay paredes. Una estética por lo demás muy cercana al vértigo y a la agilidad del video clip.

No nos vamos a decir mentiras: esta última película de Niel Burger no es, para ponerlo en términos mamertos, “una gran reflexión sobre el hombre moderno y sus demonios”, ni es un cine trascendental y ceñudo con profundas propuestas conceptuales. No. Sencillamente es lo que uno con modestia espera a veces cuando va al cine: una historia divertida y por ratos inteligente, con varios momentos emocionantes y vertiginosos que da treguas y nos deja pensar un poco en el mundo en ocasiones gris y mediocre en el que vivimos hoy, y en las falsas promesa que ese mundo nos ofrece para sobreponernos a él. Eso es todo, sin mayor tono ni pretensión. Pero eso es suficiente, creo yo, para librar el precio de la boleta y salir del teatro sin arrepentimientos.

sábado, 18 de junio de 2011

"Conocerás al hombre de tus sueños"

Woody Allen como en los viejos tiempos





Hay recuerdos caprichosos, que se imponen sin uno saber por qué. Yo por ejemplo recuerdo la mañana en que luego de una noche terrible encontré en Cinemax (cuando aún era una opción decente) “Broadway Danny Rose”, la entretenidísima película de Woody Allen de 1984. Y la recuerdo como una de las mañanas más alegres de mi vida… La historia de ese Danny Rose, representante de magos y músicos fracasados, que termina vendiendo ventanas y perseguido por gánsteres me iluminó el día. Ya antes había visto varias películas del gran director neoyorkino, pero solo hasta entonces supe apreciar su encanto, su agudeza y su devastador sentido del humor. Desde entonces pienso en lo mucho que iremos a extrañar a Woody Allen cuando ya no esté con nosotros para darnos año tras año un capítulo más de su universo neurótico y retorcido.

Por suerte el pequeño judío pelirrojo sigue demostrándonos que su lucidez e ironía se mantienen intactas. Estamos a la espera de “Una noche en París”, pero ya en nuestras salas se proyecta “You willl meet a tall dark stranger”, traducida como “Conocerás al hombre de tus sueños”, un supuesto drama que conserva el sabor de las mejores comedias del autor de “Manhattan”.

“Conocerás al hombre de tus sueños” cuenta un momento en la vida de un puñado de personajes fracasados de alguna forma (y valga recordar que el fracaso es uno de los temas que sirve como columna vertebral a los más de cuarenta films de Allen): Una pareja de ancianos interpretados impecablemente por Anthony Hopkins y Gemma Jones cuyo matrimonio termina luego de una vida juntos; su hija, Naomi Watts, quien ya cerca de los cuarenta se duele por no haber conformado aún una familia junto a su esposo, Josh Brolin, un escritor principiante en crisis creativa… Basta contar hasta este punto para saber que en esta película están los mismos temas de siempre… de hecho, si suprimiéramos los nombres de los personajes podríamos confundir el argumento con la “Comedia sexual de una noche de verano”, “Maridos y esposas”, “Hannah y sus hermanas”, “Manhattan”, “Interiores”. Incluso nos encontramos aquí con el personaje del vidente tan presente en películas como “Cassandra’s dream” “Poderosa Afrodita”, “Scoop”… En fin. Así que no les falta razón a quienes señalan esa reiteración como “un poco más de lo mismo”.

No hay en “Conocerás al hombre de tus sueños” una perspectiva y un enfoque deslumbrante como lo hubo en obras maestras como “Manhattan”, “Hannah y sus Hermanas”, “Deconstructing Harry” o “Match Point”, es cierto. Pero se debe admitir también que se trata de una película destacada en comparación con las obras menores a las que ya nos estaba acostumbrando Allen desde que dejó de filmar en New York. De cualquier forma también es del caso recordar que el nivel de producción de un director que filma una película por año, probablemente tenga épocas desiguales.

El elenco de está además integrado por Antonio Banderas, de quien nunca hay mucho que decir. Interpreta a un acaudalado dueño de una galería de arte del cual el personaje de Naomi Watts, Sally, termina por encapricharse para profundizar la crisis de su matrimonio. Vemos también a Freida Pinto, de Slumdog Millionaire, como una joven estudiante de música que cautiva con su belleza exótica a Roy, el personaje de Josh Brolin.

Una mención especial merece Lucy Punch, Charmaine en la película, una prostituta de la cual se enamora Anthony Hopkins, Alfie. Punch, con su evidente gracia y sentido del humor, recuerda los mejores momentos de Mira Sorvino en Poderosa Afrodita (no está de más recordar que las prostitutas también son personajes reiterativos en la películas de Woody Allen). Charmaine es la promesa de juventud para Alfie, quien resulta ciego al mal gusto de la rubia oportunista…


Por último me queda mencionar el regocijo que me produjo ver de nuevo los enredos amorosos y los desencantos de esos personajes extraviados debido a las absurdas presiones del mundo. Eso es lo que nos ofreció siempre Woody Allen, un excelente retrato de nosotros mismos. Y es un gusto poder reírse de otros con la íntima convicción de que lo verdaderamente risible es nuestra propia vida.

martes, 14 de junio de 2011

Nowhere Boy, de Sam Taylor-Wood

Un John Lennon buen mozo y atlético

Jhon Lennon hace parte sin duda de la Santísima Trinidad de la música popular moderna, a su lado están Elvis Prestley y Michael Jackson. Comparados con ellos, así uno tenga otras preferencias, el resto son solo profetas menores. Lennon se ha colado en el imaginario popular como un ícono del antibelicismo, de la de la música, de la rebeldía… y en últimas, de una década entera. Y es la historia del ícono la que conocemos. Pero ¿quién era ese muchacho escuálido y de gáfas antes de convertirse en uno de los emblemas de la Cultura Pop? Eso es lo que nos quiere contar Nowhere boy, la ópera prima de Sam Taylor-Wood, una película biográfica que se centra de una manera especial en la relación del naciente músico con sus dos madres, la de crianza y la biológica.

En Nowhere Boy vemos a Lenon como un adolescente rebelde y arrogante tratando de reencontrarse con su madre, quien lo abandonó en su infancia pero que ahora lo pone en contacto directo con la música al ser ella quien le enseña a tocar el banjo; vemos además los inicios musicales del futuro Beattle con su primera banda. En ese camino Lennon encuentra a Mac Cartney y a George Harrison, hace su primera grabación y sus primeras presentaciones. Se trata de momentos que brillan en la película de una manera especial para quienes aman el Rock & Roll y su historia. Sin embargo, en esta película habitada por la música, no hay nada de los Beatles: Bo didley, Elvis Prestley, Little Ritchie… pero nada del cuarteto de Liverpool, lo cual le confiere cierta personalidad a la propuesta porque incluir alguna canción del grupo habría sin duda llamado de una manera fácil la atención del público.

Con cierta razón la crítica ha recibido un poco a regañadientes la presencia de Aaron Jhonson en el papel de Lennon. Jhonson, a quien recordamos especialmente por aquella buena cinta que fue Kick Ass resulta demasiado atlético y buen mozo comparado con el escuálido John Lennon. Eso es cierto. Sin embargo, y muy al margen de ese, que es un asunto formal, es justo reconocer el excelente trabajo del joven actor inglés.

También hay que destacar a Kristin Scott Thomas a quien recordamos, entre muchas otras por películas como “Ghosfor park” “The horse Whisperer”, “Ricardo III” “Cuatro bodas y un funeral”, en fin. Scott es Mimi, la tía autoritaria de Lennon, su madre putativa. Una mujer fría con quien el joven comienza a distanciarse luego de la muerte de su tío, pero que se revela como la gran figura maternal a quien él recordará con amor durante toda su vida.

Un momento especial en Nowhere Boy es el primer encuentro del John Lennon con Paul Mac Cartney, interpretado por Thomas Brodie Sangster, a quien recordamos como el pequeño hijo de Liam Nesson en Love actualy. Mac Cartney trata de impresionar con su guitarra al orgulloso Lennon, quien finge no prestarle atención y que sin embargo queda totalmente cautivado.

Se trata de un capítulo más, entretenido y conmovedor, de la ya larga historia del Rock & Roll.


Se trata de un capítulo más, entretenido y conmovedor, de la ya larga historia del Rock & Roll.

viernes, 10 de junio de 2011

Los Nuevos Héroes de la Guitarra

Entre otras cosas Youtube nos ha revelado artistas sorprendentes que en pocas ocasiones estan en los grandes canales. Aquí una pequeña selección de algunos de los mejores guitarristas. Maestros del fingerpicking que agarran una cámara, graban su pequeño concierto en la sala de sus casas y nos dejan con la boca abierta.


Eric Roche Sungha jung




Igor Presnyakov Oshio Kotaro